El 28 de octubre de 1905, Cardiff obtuvo el estatuto de ciudad por parte de Eduardo VII, y adquirió una catedral católica en 1916. En los años siguientes se ubicaron en la ciudad un número creciente de instituciones nacionales, como el Museo Nacional de Gales.
Después de un breve auge tras la Primera Guerra Mundial, los muelles de Cardiff entraron en un prolongado declive en el período de entreguerras. En 1936 su comercio fue inferior a la mitad de su valor de 1913, lo que reflejaba la caída de la demanda de carbón de Gales. Los bombardeos que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial incluyeron la devastación de la Catedral de Llandaff, y en los años de la posguerra, el vínculo de la ciudad con la familia Bute llegó a su fin.
En respuesta a una petición del Ministro del Interior Gwilym Lloyd George, el 20 de diciembre de 1955 pasó a ser la capital política de Gales. Caernarfon tambiés aspiró al título. En 1958 la ciudad acogió los Juegos de la Commonwealth y se convirtió en un centro de administración nacional con el establecimiento de la Oficina Galesa en 1964 que más tarde llevó a la creación de varios otros organismos públicos como el Consejo de las Artes de Gales y la Agencia de Desarrollo de Gales, la mayoría de los cuales se ubicaron en esta urbe.
tras el cierre de la acería East Moors en 1978 la ciudad perdió población durante la década de los años 1980. Sin embargo, se recuperó y fue una de las pocas ciudades (aparte de Londres), donde la población creció durante la década siguiente. Durante este período, la Cardiff Bay Development Corporation promovió la reconversión industrial al sur de la ciudad. Una evaluación de la regeneración de la bahía de Cardiff, publicado en 2004, llegó a la conclusión de que el proyecto había "reforzado la posición competitiva de Cardiff" y "contribuido a una enorme mejora en la calidad del entorno construido".
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